Ayer me pegué un viajecito de 500 kms para recoger una flamante Integra 750 hrc con poco más de medio año.
Mientras iba para allá en el autobús, las mismas dudas de estos meses: si me haré con el cambio automático, si no irá demasiado justa de potencia, si estará bien cuidada, que vale lo mismo o más que una sport grande, si no echaré de menos mis antiguas deportivas…
Gracias a Dios, al llegar al lugar establecido y encontrarme con la moto y con el dueño, las dudas iniciales se desvanecieron al instante. Algunas de ellas, jeje, las del estado de la moto, como recién sacada del concesionario. El exdueño, un tipo muy majete, apasionado de las motos, pero con otro tipo de necesidades que le han llevado a venderla.
Papeleos, unas breves explicaciones de cómo funciona el cambio, el baúl trasero, y poco más, camino a casa, nos espera un gran viaje que va a servir para conocernos un poquito mejor!
La primera en la frente, acelero suavemente y genial, un gustazo cómo va subiendo de marchas ella solita (modo D), aunque a demasiadas bajas vueltas, eso sí. Lo de la primera en la frente lo digo porque llego a un semáforo y no se me ocurre otra cosa que apretar con todas mis fuerzas la maneta izquierda, cual embrague, jeje, y claro, clavada de la rueda trasera… Sin consecuencias.

Dejando de lado la anécdota, poco a poco voy haciéndome a ella, es cómoda, el cambio en modo S es una delicia. Estoy contento, solo han hecho falta unas decenas de kms para disfrutar de las enormes ventajas del cambio secuencial. Estoy convencido de que en unos años todas las motos tendrán uno igual!
Llaneando por interminables rectas a unos agradables 30 grados voy devorando kms, sin prisa y con algunas pausas. Caudete, Calasparra, Caravaca…

De vez en cuando, a la hora de adelantar, o en alguna curva pronunciada, me gusta bajar de marchas para sentirla más viva. Todo bajo control, me siento Integra-do en la máquina.
Camino de la Puebla de Don Fadrique unas amenazadoras nubes negras hacen acto de presencia, primero a lo lejos, luego cada vez más cerca, hasta que las tengo encima. Qué manera de caer agua, rayos, truenos, aire huracanado!!! Uffff, como nunca, y mira que me considero un viajero experimentado!
En tal tesitura, en una carretera interminable, en mitad de ninguna parte, sin lugar donde guarecerme, parado en el arcén, con las luces de emergencia encendidas. Miro a la derecha, que hay un caminito de tierra en mitad de un olivar que lleva a una caseta de aperos, y allá que me meto, para refugiarme un poco detrás de una pared. Allí estuve una interminable media hora, hasta que aflojó un poco.

Esa neblina que se ve es agua cayendo a mantas mezclada con viento...
Empapado hasta los huesos, prosigo camino hasta la gasolinera más cercana. Por lo menos el aire es caliente, que chorreando como estaba, se agradece…
Ya con más calma, y sin lluvia ni viento, me pongo unos pantalones secos que me había dado por echar, por si acaso llovía (mira tu), jeje.
Un poco repuesto de tan desagradable e inolvidable experiencia, prosigo camino. El puerto de Castril me espera, el aguacero no ha mermado mis ganas de probar la moto en carreteras retorcidas! Es una delicia tomar curva tras curva con el secuencial, si bien a ratos la pongo en manual, ya que si no aceleras con fuerza, la moto se empeña en subir de marcha, aún en modo S.
Pantano de la Bolera, qué agradable carretera, en la falda de la sierra de Cazorla, me encantan estas curvas amplias de 60-80. Pantano del Negratín, y ya la directa a casa, son las 10 de la noche y apetece llegar, llevo todo el día fuera, y de noche no es lo mismo. Puede que sobrepasara alguna vez la velocidad permitida, pero las ganas de descansar de un día tan intenso eran grandes.
490 kms me han salido, y un consumo medio de 3,8, jeje. Qué maravilla!!!
A estas alturas, no sé si hará falta decirlo, pero la moto ha cumplido sobradamente con las expectativas que tenía depositadas en ella. Con creces. Quizás le faltan 30 cvs. Bueno, quizás no, le faltan, jaja, aunque vengo de una moto de 135 cvs… Aún así, reconozco que para un uso tranquilo, incluso sport, va realmente bien, no hace falta más.

Esta mañana he venido al trabajo por el centro de la ciudad, principal motivo que me ha llevado a comprarla, y se ha portado como una campeona. Qué gustazo no tener que andar pendiente de subir y bajar de marchas, de apretar embrague, etc, etc.
Eso sí, algunas viejas costumbres tardaré en perderlas (o no las perderé nunca): al llegar a los semáforos prefiero bajar yo de marchas a mano antes que dejarla a su aire, no me gusta abusar de frenos teniendo un buen motor para retener. Para mi gusto, es lo único mejorable del cambio automático, reduce marchas cuando ya va muy caída de vueltas.
Y eso es todo, amigos! Espero no haberos aburrido!
Solo el tiempo dirá si he acertado...
Saludos, y gracias por leer el tocho