Relatos Moteros.
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- Aprendiendo a trazar curvas
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Relatos Moteros.
En otros foros he leído relatos moteros. Y como este no va a ser menos he escrito el principio de uno.
Si os parece bueno lo continuo. Si es un bodrio termino aquí la saga. Bueno aquí va el tocho.
Aprovecho para decir que es totalmente ficticio.
EL PRINCIPIO DE UNA BUENA RUTA.
Soy un programador informático, que eligió este trabajo porque no soy bueno en las relaciones personales. Como podéis concluir de mi presentación no tengo pareja, por lo que gasto mi tiempo libre en la moto y el ejercicio. Como no me gusta llamar la atención visto con ropa holguera y un pelín viejuna para mi edad. Aunque tampoco soy un pipiolo, que muchos a mi edad ya estaban casados y con hijos según me recuerdan mis padres una y otra vez.
Después de esta pequeña introducción vamos a los acontecimientos.
Iba como todos los días a mi trabajo en la burra cuando delante de mí pude ver una cb500 (modelo antiguo) tomando curvas con destreza. Al conseguir acercarme un cabello rubio rizado ondeando por debajo del casco fue lo primero que me llamo la atención.
Lástima que no pueda prestar más atención a quién pertenece esta melena pensé, mientras me disponía a torcer hacia mi lugar de trabajo. Pero cuál fue mi sorpresa cuando ese cabello rubio también se dirigió al mismo sitio. Aproveche para aparcar a su lado y cuál fue mi sorpresa al quitarse el casco, era Sonia.
Sonia era una administrativa a la que toda la fábrica le había puesto el ojo encima. Y no era para menos, porque era espectacular. Y con espectacular me refiero a que tenía un físico envidiable. Le encantaba la escalada, el wind-surf y las motos y eso junto a una buena genética supongo, le había llevado a ser el deseo de muchos hombres, y el de un humilde servidor.
No se le conocía novio alguno y la destreza con la que se quitaba los moscones de encima le había hecho ganar una fama de lesbiana que las mujeres de la fábrica no compartían. De hecho ellas solían decir, hay muchos tíos que tienen el ego tan, subido que no saben encajar un “contigo no, horco”.
Bueno yo no tengo nada en contra de las orientaciones sexuales de la gente por lo que puedo entablar un poco de conversación con ella. Así intentaré vencer la timidez y ganar en confianza personal. Y si no me contesta, será una lesbiana que odia los hombres. Pensando todo esto para darme ánimos me acerque a entablar conversación con esa Diosa.
Yo “¿Llevas tiempo montando en moto porque no hay quien te pille en las curvas? Ojala tuviera una buena rueda a la que pegarme para poder aprender. Yo llevo poco tiempo montando y tengo mucho que aprender”. Toma parrafada que acabo de soltar intentando hacerme el chulito.
Sonia pasando de lo que le había dicho o dándome largas. “¡Qué bonita moto es el modelo nuevo de la mía! ¿Cómo va?”
Yo intentando volver de nuevo al tema. “Si quieres probarla te la dejo a cambio de que me des rueda un fin de semana”. En plan nena si quieres probarla te va a costar algo, que malote soy.
Sonia mirando la rueda de atrás, y viendo mis marcas de gallina (o hasta donde tumbo viendo el desgaste del neumático trasero). “De acuerdo quedamos para la semana que viene, se ve que eres un cono encima de la moto”. Y se fue sin más.
Yo me quede asimilando que había conseguido una cita, bueno no era una cita pero para mí era un gran triunfo. Después me quede pensando porque había mirado mi rueda antes de contestar, luego sabría a que era debido. Y por último llegue como en una nube a mi puesto de trabajo. Lo primero que hice al encender el ordenador fue buscar que significa ser un cono en la moto. Y por último pensar, mierda no me ha dado el número de teléfono. Ni me ha dicho hora, ni día concreto y encima me ha dicho cono. Esta me ha dado largas con buen estilo.
Cada vez quedaba menos para el fin de semana y mis expectativas porque Sonia me diese rueda (o lo que ella quisiera), disminuían como los granos de un reloj de arena que caen sin poder detenerlos. Que tonto había sido en hacerme ilusiones.
Estaba pensando en eso cuando sonó el teléfono de mi puesto de trabajo. La pantalla del teléfono mostraba el número de Sonia. Y mi corazón palpitaba a un ritmo superior a lo que puede girar la rueda de mi moto a toda velocidad. Tomando aire me dispuse a contestar.
Yo “Informática, ¿dígame?”
Sonia. “Jose, al intentar contabilizar las notas de gasto me ha dado un error. Te paso un e-mail con el pantallazo del error y una hoja excell con el número de las notas de gasto. ¡Es muy urgente y tienen que estar contabilizadas para mañana! “
Yo “Pues nada Sonia, cuanto antes me pases el e-mail antes me pongo a trabajar”.
Sonia. “Gracias Jose, ahora mismo te lo mando”.
Y colgó el teléfono y también mis esperanzas por esa cita que yo era el único que me había imaginado. Al poco tiempo recibí el e-mail, que me apresuré en resolver y en contestar que estaba resuelto. Y por protocolo necesitaba una respuesta afirmativa para poder cerrar la incidencia informática. Pero cuál fue mi sorpresa al recibir un e-mail diciendo que no se podía cerrar. Que el sábado a las nueve en el Mayerling (la gente de Granada lo conocerá), teníamos una ruta pendiente.
Si os parece bueno lo continuo. Si es un bodrio termino aquí la saga. Bueno aquí va el tocho.
Aprovecho para decir que es totalmente ficticio.
EL PRINCIPIO DE UNA BUENA RUTA.
Soy un programador informático, que eligió este trabajo porque no soy bueno en las relaciones personales. Como podéis concluir de mi presentación no tengo pareja, por lo que gasto mi tiempo libre en la moto y el ejercicio. Como no me gusta llamar la atención visto con ropa holguera y un pelín viejuna para mi edad. Aunque tampoco soy un pipiolo, que muchos a mi edad ya estaban casados y con hijos según me recuerdan mis padres una y otra vez.
Después de esta pequeña introducción vamos a los acontecimientos.
Iba como todos los días a mi trabajo en la burra cuando delante de mí pude ver una cb500 (modelo antiguo) tomando curvas con destreza. Al conseguir acercarme un cabello rubio rizado ondeando por debajo del casco fue lo primero que me llamo la atención.
Lástima que no pueda prestar más atención a quién pertenece esta melena pensé, mientras me disponía a torcer hacia mi lugar de trabajo. Pero cuál fue mi sorpresa cuando ese cabello rubio también se dirigió al mismo sitio. Aproveche para aparcar a su lado y cuál fue mi sorpresa al quitarse el casco, era Sonia.
Sonia era una administrativa a la que toda la fábrica le había puesto el ojo encima. Y no era para menos, porque era espectacular. Y con espectacular me refiero a que tenía un físico envidiable. Le encantaba la escalada, el wind-surf y las motos y eso junto a una buena genética supongo, le había llevado a ser el deseo de muchos hombres, y el de un humilde servidor.
No se le conocía novio alguno y la destreza con la que se quitaba los moscones de encima le había hecho ganar una fama de lesbiana que las mujeres de la fábrica no compartían. De hecho ellas solían decir, hay muchos tíos que tienen el ego tan, subido que no saben encajar un “contigo no, horco”.
Bueno yo no tengo nada en contra de las orientaciones sexuales de la gente por lo que puedo entablar un poco de conversación con ella. Así intentaré vencer la timidez y ganar en confianza personal. Y si no me contesta, será una lesbiana que odia los hombres. Pensando todo esto para darme ánimos me acerque a entablar conversación con esa Diosa.
Yo “¿Llevas tiempo montando en moto porque no hay quien te pille en las curvas? Ojala tuviera una buena rueda a la que pegarme para poder aprender. Yo llevo poco tiempo montando y tengo mucho que aprender”. Toma parrafada que acabo de soltar intentando hacerme el chulito.
Sonia pasando de lo que le había dicho o dándome largas. “¡Qué bonita moto es el modelo nuevo de la mía! ¿Cómo va?”
Yo intentando volver de nuevo al tema. “Si quieres probarla te la dejo a cambio de que me des rueda un fin de semana”. En plan nena si quieres probarla te va a costar algo, que malote soy.
Sonia mirando la rueda de atrás, y viendo mis marcas de gallina (o hasta donde tumbo viendo el desgaste del neumático trasero). “De acuerdo quedamos para la semana que viene, se ve que eres un cono encima de la moto”. Y se fue sin más.
Yo me quede asimilando que había conseguido una cita, bueno no era una cita pero para mí era un gran triunfo. Después me quede pensando porque había mirado mi rueda antes de contestar, luego sabría a que era debido. Y por último llegue como en una nube a mi puesto de trabajo. Lo primero que hice al encender el ordenador fue buscar que significa ser un cono en la moto. Y por último pensar, mierda no me ha dado el número de teléfono. Ni me ha dicho hora, ni día concreto y encima me ha dicho cono. Esta me ha dado largas con buen estilo.
Cada vez quedaba menos para el fin de semana y mis expectativas porque Sonia me diese rueda (o lo que ella quisiera), disminuían como los granos de un reloj de arena que caen sin poder detenerlos. Que tonto había sido en hacerme ilusiones.
Estaba pensando en eso cuando sonó el teléfono de mi puesto de trabajo. La pantalla del teléfono mostraba el número de Sonia. Y mi corazón palpitaba a un ritmo superior a lo que puede girar la rueda de mi moto a toda velocidad. Tomando aire me dispuse a contestar.
Yo “Informática, ¿dígame?”
Sonia. “Jose, al intentar contabilizar las notas de gasto me ha dado un error. Te paso un e-mail con el pantallazo del error y una hoja excell con el número de las notas de gasto. ¡Es muy urgente y tienen que estar contabilizadas para mañana! “
Yo “Pues nada Sonia, cuanto antes me pases el e-mail antes me pongo a trabajar”.
Sonia. “Gracias Jose, ahora mismo te lo mando”.
Y colgó el teléfono y también mis esperanzas por esa cita que yo era el único que me había imaginado. Al poco tiempo recibí el e-mail, que me apresuré en resolver y en contestar que estaba resuelto. Y por protocolo necesitaba una respuesta afirmativa para poder cerrar la incidencia informática. Pero cuál fue mi sorpresa al recibir un e-mail diciendo que no se podía cerrar. Que el sábado a las nueve en el Mayerling (la gente de Granada lo conocerá), teníamos una ruta pendiente.
Recuerda buscar el punto de salidas y dar gas en cuanto sea posible.
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- El rey del bajo consumo
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Re: Relatos Moteros.
Continúa, por favor! Me he quedado con la mosca detrás de la oreja....
Komando Plazaola
Integra 700 granate con caprichos varios... y los que llegarán... Vendida con 87.500 km (snif snif)
Y llegó la Integra 750 (modelo de 2016) que ya tiene 41.100 km (la compré con 16.000).
Integra 700 granate con caprichos varios... y los que llegarán... Vendida con 87.500 km (snif snif)
Y llegó la Integra 750 (modelo de 2016) que ya tiene 41.100 km (la compré con 16.000).

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- Aprendiendo a trazar curvas
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Re: Relatos Moteros.
Gracias Edurne por darme animos. Aquí va la segunda parte. Ya solo queda una pero no la he escrito. Si quieres me puedes dar ideas. Y perdona por lo largo.
LLEGO EL GRAN DIA.
No podía dormir, era como un niño pequeño esperando la llegada de los Reyes Magos. A las siete de la mañana ya estaba levantado, me había afeitado, duchado, perfumado y no sabía qué hacer más. Así que me dedique a engrasar la cadena, luego me enteraría que es mejor hacerlo cuando la moto la vas a dejar parada, para que la grasa no se desprenda con el movimiento.
Ya eran las ocho de la mañana y quedaba una hora, y como también había desayunado, salí tranquilamente al lugar de encuentro. Iba tan lento que creo que ni calenté los neumáticos. Pues aún así llegue media hora antes, como es lógico allí no había nadie. No tenía otra cosa más que hacer que esperar. Cogí mi móvil y me puse a jugar al Candy Crush, gasté todas las vidas. Después me puse a ojear el facebook, también vi todos lo nuevo que habían puesto los amigos, todavía no había llegado. Que desesperación, el traje de cordura me estaba agobiando por momentos. Decidí quitármelo para estar un poco más cómodo cuando pude ver acercarse su moto. Dios que alegría me dio, y además venía con un mono de cuero ajustado, creo que no me iba a poder concentrar en las curvas.
Sonia. “Perdona llego un poco tarde, ¿no llevarás mucho tiempo esperando?”
Yo. “No, acabo de llegar”. Pensando, son las nueve y media y llevo aquí desde las ocho y media.
Sonia. “Pues vamos al lio, primevo voy yo, a un ritmo seguro, te voy marcando con pequeñas frenadas donde reducir velocidad y empezar a tumbar. Si ves que voy muy rápido me lanzas unas ráfagas para que aminore la velocidad. Vamos a la Alpujarra que es una zona de curvas muy bonita y allí paramos a tomar algo. ¿O tienes otra cosa pensada?”
Yo. “Me parece perfecto, yo no me despego de tu culo. Quiero decir de tu rueda”. Mi subconsciente me había traicionado, y me había puesto más rojo que un tomate.
Ella se limito a regalarme una sonrisa, demostrando que no le había sentado mal. Se puso el casco, los guantes y salió como una bala. Cuando quise reaccionar ya la había perdido de vista. Me apresuré a ponerme los guantes y el casco y salí como alma que lleva el diablo tras ella.
Iba por la carretera antigua que lleva hasta la autovía, y esa carretera me la conozco muy bien, de hacerla todos los días para ir al trabajo, así que no tarde en cogerla. No me lo podía crear, este día lo recordaría para siempre. Pero pronto se me acabo la felicidad, llegamos a las curvas de la Alpujarra.
Pero Dios frena, que no tomamos la curva, era lo que iba pensando al acercarnos a aquella curva tan cerrada. El barranco a un lado y el carril de sentido opuesto al otro, no añadían ningún alivio. Pero en ese momento la veo tocar el freno ligeramente para indicarme que era el momento de frenar. Yo aprieto los frenos sin pudor, lo que me hace que la moto siga recta, mientras que ella con una elegante tumbada pasa la curva limpiamente. Mientras que yo invado el carril contrario, suelto de una vez los frenos y decidido tumbar, tomando la curva a una velocidad bastante reducida. Menos mal que no venía nadie en sentido contrario. Ella ha aminorado la velocidad para esperarme. Es un primor de compañera de viaje. Ella sigue a un ritmo más suave y yo la voy siguiendo hasta la entrada de Lanjarón en donde para. Se dirige a mi quintándose el casco y dejando al aire esa magnífica melena rubia.
Sonia. “Te falta confianza, a la hora de negociar la curva. Vas muy agarrotado encima de la mota, y ni siquiera abres gas cuando estas saliendo de la curva. Me estás haciendo que cuadricule las ruedas.”
Yo. “Me da miedo tumbar tanto la moto, siento como si me fuera a caer. Y no calculo bien la velocidad a la que debo empezar a tomar la curva. Y por último, no sabía que se debía de abrir gas para salir de la curva”. Le replico un poco enojado, y perdiendo toda la vergüenza, debido a los nervios que invaden mi cuerpo.
Sonia. “Y para qué crees que vengo contigo. Te crees que no tengo nada mejor que hacer que salir en moto con un novato un sábado por la mañana. Confía en mí y sigue mi rueda, suelta el freno cuando yo lo suelte, tumba cuando yo tumbe y acelera cuando yo acelere. Porque no voy a hacer nada que tú no puedas hacer. Confía en mí”.
Yo. “De acuerdo. Vamos otra vez, que ahora sí que te sigo hasta el infierno si hace falta” Que mal ha quedado eso, pienso mientras me propongo hacer lo que me ha ordenado. Cojones no le faltan ni para mandar ni para pilotar.
Sonia se pone de nuevo el casco, enciende la moto e incrementa el ritmo hasta donde cree que puedo. Y yo detrás de ella pensando que no puedo quedar mal. Y efectivamente haciendo como ella empiezo a trazar mejor, a tumbar más y a darle gas para salir de la curva, consiguiendo que se levante la moto sola. No me lo creo ni yo, hemos llegado a Pampaneira y no me he enterado.
Dejamos la moto cerca de un bar y nos pedimos unos cafés. Y empezamos a hablar de lo que llevamos de ruta.
Sonia. “Lo siento por haber sido tan brusca contigo. Pero necesitaba que espabilases y empezases a llevar una moto”.
Yo . “No te preocupes, te lo agradezco mucho, desde que me has dicho eso me ha ido mucho mejor”.
Sonia. “Pensaba en cambiarnos las motos y llevar la tuya de vuelta, pero si te digo la verdad, no me fio dejarte mi moto.”
Los dos empezamos a reír y siento que cada vez me veo más cómodo con ella. Ya no la veo como la tía buena de administración, la veo como una maestra que me está dando la lección de mi vida. Y la verdad me cuesta mucho menos hablar con ella. Pero todo lo bueno se acaba y tenemos que volver. Pago los cafés, diciéndole que es lo menos que puedo hacer por la master class de moto que me está dando y nos dirigimos de regreso.
En la vuelta nos cae un aguacero que ríete tú del Arca de Noe. Ella para a un lado de la carretera y me dice que si me veo preparado para rodar bajo la lluvia. Le respondo que por supuesto, pero que si no le parece mal paramos en mi casa que está más cerca, allí podemos esperar a que pare esta infernal lluvia. Creo que acepta porque el agua le está calando el cuero, y me dice que vaya yo delante.
Al llegar a mi casa en Dúrcal a 30 kilómetros de Granada donde vive ella. Abro la cochera para meter las motos, enciendo la estufa de pellet y le ofrezco una toalla, a la vez que me quito la chaqueta de cordura y la camiseta interior empapada, para no resfriarme. En ese momento veo como cambia su cara por una más picarona, vuelvo a recordar que es Sonia, la buenorra de administración. Por inercia me vuelvo a poner la chaqueta empapada y le pido perdón.
Yo.”Lo siento Sonia no estaba pensando lo que hacía. Si quieres puedes ir al baño y darte una ducha caliente, mientras te preparo algo de ropa para que no te resfríes”.
Sonia. “Gracias pero no hace falta, en cuanto deje de llover tan fuerte me voy.”
Yo. “No es molestia, y es culpa mía que te hayas mojado. Sube al piso de arriba conmigo y te enseño donde está la ducha y donde puedes cambiarte”.
Le indico donde está la ducha y el cuarto de invitados donde le he dejado la ropa para cambiarse y me bajo a la planta baja para secarme mientras ella se ducha. No me puedo quitar de la cabeza la expresión picarona de su cara al verme con el torso desnudo.
LLEGO EL GRAN DIA.
No podía dormir, era como un niño pequeño esperando la llegada de los Reyes Magos. A las siete de la mañana ya estaba levantado, me había afeitado, duchado, perfumado y no sabía qué hacer más. Así que me dedique a engrasar la cadena, luego me enteraría que es mejor hacerlo cuando la moto la vas a dejar parada, para que la grasa no se desprenda con el movimiento.
Ya eran las ocho de la mañana y quedaba una hora, y como también había desayunado, salí tranquilamente al lugar de encuentro. Iba tan lento que creo que ni calenté los neumáticos. Pues aún así llegue media hora antes, como es lógico allí no había nadie. No tenía otra cosa más que hacer que esperar. Cogí mi móvil y me puse a jugar al Candy Crush, gasté todas las vidas. Después me puse a ojear el facebook, también vi todos lo nuevo que habían puesto los amigos, todavía no había llegado. Que desesperación, el traje de cordura me estaba agobiando por momentos. Decidí quitármelo para estar un poco más cómodo cuando pude ver acercarse su moto. Dios que alegría me dio, y además venía con un mono de cuero ajustado, creo que no me iba a poder concentrar en las curvas.
Sonia. “Perdona llego un poco tarde, ¿no llevarás mucho tiempo esperando?”
Yo. “No, acabo de llegar”. Pensando, son las nueve y media y llevo aquí desde las ocho y media.
Sonia. “Pues vamos al lio, primevo voy yo, a un ritmo seguro, te voy marcando con pequeñas frenadas donde reducir velocidad y empezar a tumbar. Si ves que voy muy rápido me lanzas unas ráfagas para que aminore la velocidad. Vamos a la Alpujarra que es una zona de curvas muy bonita y allí paramos a tomar algo. ¿O tienes otra cosa pensada?”
Yo. “Me parece perfecto, yo no me despego de tu culo. Quiero decir de tu rueda”. Mi subconsciente me había traicionado, y me había puesto más rojo que un tomate.
Ella se limito a regalarme una sonrisa, demostrando que no le había sentado mal. Se puso el casco, los guantes y salió como una bala. Cuando quise reaccionar ya la había perdido de vista. Me apresuré a ponerme los guantes y el casco y salí como alma que lleva el diablo tras ella.
Iba por la carretera antigua que lleva hasta la autovía, y esa carretera me la conozco muy bien, de hacerla todos los días para ir al trabajo, así que no tarde en cogerla. No me lo podía crear, este día lo recordaría para siempre. Pero pronto se me acabo la felicidad, llegamos a las curvas de la Alpujarra.
Pero Dios frena, que no tomamos la curva, era lo que iba pensando al acercarnos a aquella curva tan cerrada. El barranco a un lado y el carril de sentido opuesto al otro, no añadían ningún alivio. Pero en ese momento la veo tocar el freno ligeramente para indicarme que era el momento de frenar. Yo aprieto los frenos sin pudor, lo que me hace que la moto siga recta, mientras que ella con una elegante tumbada pasa la curva limpiamente. Mientras que yo invado el carril contrario, suelto de una vez los frenos y decidido tumbar, tomando la curva a una velocidad bastante reducida. Menos mal que no venía nadie en sentido contrario. Ella ha aminorado la velocidad para esperarme. Es un primor de compañera de viaje. Ella sigue a un ritmo más suave y yo la voy siguiendo hasta la entrada de Lanjarón en donde para. Se dirige a mi quintándose el casco y dejando al aire esa magnífica melena rubia.
Sonia. “Te falta confianza, a la hora de negociar la curva. Vas muy agarrotado encima de la mota, y ni siquiera abres gas cuando estas saliendo de la curva. Me estás haciendo que cuadricule las ruedas.”
Yo. “Me da miedo tumbar tanto la moto, siento como si me fuera a caer. Y no calculo bien la velocidad a la que debo empezar a tomar la curva. Y por último, no sabía que se debía de abrir gas para salir de la curva”. Le replico un poco enojado, y perdiendo toda la vergüenza, debido a los nervios que invaden mi cuerpo.
Sonia. “Y para qué crees que vengo contigo. Te crees que no tengo nada mejor que hacer que salir en moto con un novato un sábado por la mañana. Confía en mí y sigue mi rueda, suelta el freno cuando yo lo suelte, tumba cuando yo tumbe y acelera cuando yo acelere. Porque no voy a hacer nada que tú no puedas hacer. Confía en mí”.
Yo. “De acuerdo. Vamos otra vez, que ahora sí que te sigo hasta el infierno si hace falta” Que mal ha quedado eso, pienso mientras me propongo hacer lo que me ha ordenado. Cojones no le faltan ni para mandar ni para pilotar.
Sonia se pone de nuevo el casco, enciende la moto e incrementa el ritmo hasta donde cree que puedo. Y yo detrás de ella pensando que no puedo quedar mal. Y efectivamente haciendo como ella empiezo a trazar mejor, a tumbar más y a darle gas para salir de la curva, consiguiendo que se levante la moto sola. No me lo creo ni yo, hemos llegado a Pampaneira y no me he enterado.
Dejamos la moto cerca de un bar y nos pedimos unos cafés. Y empezamos a hablar de lo que llevamos de ruta.
Sonia. “Lo siento por haber sido tan brusca contigo. Pero necesitaba que espabilases y empezases a llevar una moto”.
Yo . “No te preocupes, te lo agradezco mucho, desde que me has dicho eso me ha ido mucho mejor”.
Sonia. “Pensaba en cambiarnos las motos y llevar la tuya de vuelta, pero si te digo la verdad, no me fio dejarte mi moto.”
Los dos empezamos a reír y siento que cada vez me veo más cómodo con ella. Ya no la veo como la tía buena de administración, la veo como una maestra que me está dando la lección de mi vida. Y la verdad me cuesta mucho menos hablar con ella. Pero todo lo bueno se acaba y tenemos que volver. Pago los cafés, diciéndole que es lo menos que puedo hacer por la master class de moto que me está dando y nos dirigimos de regreso.
En la vuelta nos cae un aguacero que ríete tú del Arca de Noe. Ella para a un lado de la carretera y me dice que si me veo preparado para rodar bajo la lluvia. Le respondo que por supuesto, pero que si no le parece mal paramos en mi casa que está más cerca, allí podemos esperar a que pare esta infernal lluvia. Creo que acepta porque el agua le está calando el cuero, y me dice que vaya yo delante.
Al llegar a mi casa en Dúrcal a 30 kilómetros de Granada donde vive ella. Abro la cochera para meter las motos, enciendo la estufa de pellet y le ofrezco una toalla, a la vez que me quito la chaqueta de cordura y la camiseta interior empapada, para no resfriarme. En ese momento veo como cambia su cara por una más picarona, vuelvo a recordar que es Sonia, la buenorra de administración. Por inercia me vuelvo a poner la chaqueta empapada y le pido perdón.
Yo.”Lo siento Sonia no estaba pensando lo que hacía. Si quieres puedes ir al baño y darte una ducha caliente, mientras te preparo algo de ropa para que no te resfríes”.
Sonia. “Gracias pero no hace falta, en cuanto deje de llover tan fuerte me voy.”
Yo. “No es molestia, y es culpa mía que te hayas mojado. Sube al piso de arriba conmigo y te enseño donde está la ducha y donde puedes cambiarte”.
Le indico donde está la ducha y el cuarto de invitados donde le he dejado la ropa para cambiarse y me bajo a la planta baja para secarme mientras ella se ducha. No me puedo quitar de la cabeza la expresión picarona de su cara al verme con el torso desnudo.
Recuerda buscar el punto de salidas y dar gas en cuanto sea posible.
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- Registrado: 17 Mar 2014 19:54
Re: Relatos Moteros.
Va bien! A ver el siguiente capítulo...
Komando Plazaola
Integra 700 granate con caprichos varios... y los que llegarán... Vendida con 87.500 km (snif snif)
Y llegó la Integra 750 (modelo de 2016) que ya tiene 41.100 km (la compré con 16.000).
Integra 700 granate con caprichos varios... y los que llegarán... Vendida con 87.500 km (snif snif)
Y llegó la Integra 750 (modelo de 2016) que ya tiene 41.100 km (la compré con 16.000).

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Re: Relatos Moteros.

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Re: Relatos Moteros.
Nos tienes en ascuas, a ver esa tercera parte que ya esta tardando
Re: Relatos Moteros.
Hola Jarrasco, que bien escribes y que divertida es tu cronica esperamos el desenlace... saludos!
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Re: Relatos Moteros.
Pues bien, aquí esta el desenlace esperemos que os guste.
NO SIEMPRE ES VERDAD LO QUE RUMOREAN EN LA FABRICA.
Tienes libre el baño. Escuche mientras me repetía una y otra vez en mi mente: Es lesbiana y tú eres un friki de la informática no sigas haciéndote ilusiones.
Subí a darme una ducha helada para calmarme un poco, mientras me introducía en la ducha, le dije que había cerveza, vino y refrescos en la nevera, que tomase lo que quisiera. Mañana domingo venía a cenar mi hermana con su marido y había comprado de todo. Normalmente solo tengo un yogurt caducado en la nevera.
El agua helada como si procediera de un glaciar, parecía convertirse en vapor de agua al contacto con mi cuerpo. Y yo volvía a repetirme una y otra vez el mismo mantra en mi cabeza: Es lesbiana y tú eres un friki de la informática no sigas haciéndote ilusiones. No funcionaba, no conseguía parar todo tipo de pensamientos lascivos que asaltaban mi cabeza. Me puse a pensar en monjas, pero se convertían en vigilantes de la playa tipo Pamela Anderson. Me puse a pensar en mujeres viejas con la piel arrugada y dientes postizos pero se convertían en Kylie Minogue. Recurrí a mi lado más friki, pensar en dulces gatitos haciendo travesuras, solo de esa manera, conseguí notar el agua fría que estaba utilizando. Ya podía salir de la ducha y ser un buen anfitrión.
Cuando baje al salón Sonia llevaba puesta una camiseta y unos pantalones térmicos, de los que se ajustan al cuerpo como una segunda piel, los utilizo los días que hace mucho frio para llevarlos debajo de la ropa. Y un jersey ancho que le llegaba hasta el muslo. En los pies calzaba mis pantuflas de Marc Marquez. Se había decantado por el vino y me había servido otra copa para mí. Enseguida me dio la copa que tenía preparada y nos dispusimos a brindar por una buena ruta.
Sonia rompió el hielo iniciando la conservación.
Sonia. “¿Para qué es la barra esa que tienes colgada en la cochera, para colgar jamones?”
Yo. “Es para hacer dominadas. Te cuelgas con las manos y subes a pulso”.
Sonia. “Como los tíos cachas del parque, yo quiero verlo. Eres capaz de hacerlo”.
Desde que me compre la casa estaba ahogado por la hipoteca y en vez de salir con los amigos me dedicaba a hacer ejercicio en casa. Me engañaba diciéndome a mí mismo que era para mantenerme en forma, que mi trabajo era estar sentado todo el día y necesitaba hacer ejercicio. Pero en realidad entre pagar la moto y la casa llegaba justito a fin de mes.
Yo. “Bueno, si me prometes otra rodada, lo hago”.
Sonia. “Te la prometo, pero lo tienes que hacer sin camiseta”.
En ese momento creo que toda la sangre se me subió a la cabeza, tuve que ponerme más rojo que un tomate. Pero con la valentía que te da una copa de vino, me dirigí a la cochera quitándome la camiseta.
No soy de esos hinchados, yo no tomo ni pastillas ni me atiborro a proteínas. Solamente hago mis rutinas. Eso no da volumen, te marca pero no te hincha. Pero ella esta vez ni se inmuto al verme sin camiseta. Por lo que pensé que el gesto picarón que puso al llegar era producto de mi imaginación calenturienta. Eso me dio alas para saltar colgarme de la barra y hacer unas cuantas dominadas perfectas.
Yo. “¿Contenta, puedo ponerme ya la camiseta?”
Sonia sin decir nada se acerco a la barra, se quito el jersey, la ropa térmica le quedaba de escándalo, se giro hacia mí y de un salto se colgó de la barra. Casi sin esfuerzo levanto las piernas hasta un ángulo de 90 grados, en esta postura abrió las piernas y me atenazo con ellas atrayéndome hacia ella. Después se soltó de la barra y me dio el beso más caliente que haya recibido. Al terminar me susurró al oído.
Sonia. ”Pues no es tan difícil, ¿no?”
Yo soy cortado y tímido pero no tonto, ante una invitación de ese tipo no me voy a quedar quieto. Le devolví el beso mientras la acercaba para depositarla en la moto. Ella se quito la camiseta térmica, descubriendo unos hermosos pechos ante mí, que no tardé en acariciar.
Su cuerpo palpitaba al roce de mis manos, y yo marcaba con besos cada punto por donde mis manos pasaban. El calor de nuestros cuerpos abrazándose pudo más que el frío que reinaba en la cochera. Y tanto su moto como la mía fueron instrumentos para aplacar el deseo que surgió entre los dos.
NO SIEMPRE ES VERDAD LO QUE RUMOREAN EN LA FABRICA.
Tienes libre el baño. Escuche mientras me repetía una y otra vez en mi mente: Es lesbiana y tú eres un friki de la informática no sigas haciéndote ilusiones.
Subí a darme una ducha helada para calmarme un poco, mientras me introducía en la ducha, le dije que había cerveza, vino y refrescos en la nevera, que tomase lo que quisiera. Mañana domingo venía a cenar mi hermana con su marido y había comprado de todo. Normalmente solo tengo un yogurt caducado en la nevera.
El agua helada como si procediera de un glaciar, parecía convertirse en vapor de agua al contacto con mi cuerpo. Y yo volvía a repetirme una y otra vez el mismo mantra en mi cabeza: Es lesbiana y tú eres un friki de la informática no sigas haciéndote ilusiones. No funcionaba, no conseguía parar todo tipo de pensamientos lascivos que asaltaban mi cabeza. Me puse a pensar en monjas, pero se convertían en vigilantes de la playa tipo Pamela Anderson. Me puse a pensar en mujeres viejas con la piel arrugada y dientes postizos pero se convertían en Kylie Minogue. Recurrí a mi lado más friki, pensar en dulces gatitos haciendo travesuras, solo de esa manera, conseguí notar el agua fría que estaba utilizando. Ya podía salir de la ducha y ser un buen anfitrión.
Cuando baje al salón Sonia llevaba puesta una camiseta y unos pantalones térmicos, de los que se ajustan al cuerpo como una segunda piel, los utilizo los días que hace mucho frio para llevarlos debajo de la ropa. Y un jersey ancho que le llegaba hasta el muslo. En los pies calzaba mis pantuflas de Marc Marquez. Se había decantado por el vino y me había servido otra copa para mí. Enseguida me dio la copa que tenía preparada y nos dispusimos a brindar por una buena ruta.
Sonia rompió el hielo iniciando la conservación.
Sonia. “¿Para qué es la barra esa que tienes colgada en la cochera, para colgar jamones?”
Yo. “Es para hacer dominadas. Te cuelgas con las manos y subes a pulso”.
Sonia. “Como los tíos cachas del parque, yo quiero verlo. Eres capaz de hacerlo”.
Desde que me compre la casa estaba ahogado por la hipoteca y en vez de salir con los amigos me dedicaba a hacer ejercicio en casa. Me engañaba diciéndome a mí mismo que era para mantenerme en forma, que mi trabajo era estar sentado todo el día y necesitaba hacer ejercicio. Pero en realidad entre pagar la moto y la casa llegaba justito a fin de mes.
Yo. “Bueno, si me prometes otra rodada, lo hago”.
Sonia. “Te la prometo, pero lo tienes que hacer sin camiseta”.
En ese momento creo que toda la sangre se me subió a la cabeza, tuve que ponerme más rojo que un tomate. Pero con la valentía que te da una copa de vino, me dirigí a la cochera quitándome la camiseta.
No soy de esos hinchados, yo no tomo ni pastillas ni me atiborro a proteínas. Solamente hago mis rutinas. Eso no da volumen, te marca pero no te hincha. Pero ella esta vez ni se inmuto al verme sin camiseta. Por lo que pensé que el gesto picarón que puso al llegar era producto de mi imaginación calenturienta. Eso me dio alas para saltar colgarme de la barra y hacer unas cuantas dominadas perfectas.
Yo. “¿Contenta, puedo ponerme ya la camiseta?”
Sonia sin decir nada se acerco a la barra, se quito el jersey, la ropa térmica le quedaba de escándalo, se giro hacia mí y de un salto se colgó de la barra. Casi sin esfuerzo levanto las piernas hasta un ángulo de 90 grados, en esta postura abrió las piernas y me atenazo con ellas atrayéndome hacia ella. Después se soltó de la barra y me dio el beso más caliente que haya recibido. Al terminar me susurró al oído.
Sonia. ”Pues no es tan difícil, ¿no?”
Yo soy cortado y tímido pero no tonto, ante una invitación de ese tipo no me voy a quedar quieto. Le devolví el beso mientras la acercaba para depositarla en la moto. Ella se quito la camiseta térmica, descubriendo unos hermosos pechos ante mí, que no tardé en acariciar.
Su cuerpo palpitaba al roce de mis manos, y yo marcaba con besos cada punto por donde mis manos pasaban. El calor de nuestros cuerpos abrazándose pudo más que el frío que reinaba en la cochera. Y tanto su moto como la mía fueron instrumentos para aplacar el deseo que surgió entre los dos.
Recuerda buscar el punto de salidas y dar gas en cuanto sea posible.
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Re: Relatos Moteros.
guau...... emocionante final.me alegro compañero que te saliera bien las cosas.Ahora disfrutaras mas con la moto y con Sonia
gracias por compartir un bonito trozo de tu vida


gracias por compartir un bonito trozo de tu vida
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Re: Relatos Moteros.
Steetjero, es un relato ficticio yo no me como una rosca. Y además tengo barriga cervecera.
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Re: Relatos Moteros.
jacarrasco escribió:Steetjero, es un relato ficticio yo no me como una rosca. Y además tengo barriga cervecera.



No, en serio, está bien escrito, creo. Y menudo final más calentito!


Komando Plazaola
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Y llegó la Integra 750 (modelo de 2016) que ya tiene 41.100 km (la compré con 16.000).
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Re: Relatos Moteros.




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Re: Relatos Moteros.
Está bien tío. Pule un poco la escritura y continua, entretienes y eso es algo.
"COMPRANDO EL PAN EN NC DESDE 2014" hasta una mañana de Octubre de 2016 que vendí la moto y tuve que ir andando
CB650F.Pantalla touring Ermax.Caballete trasero Puig. Escape Ixil Xtreme Sx1. Bagster Spider.
Ex NC750S 2014 roja limitada.Manual. Ixil hyperlow negro.Caballete central.
Chaquetas:OJ (3/4 invierno), Stina (verano/perforada) y Furygan (cuero).
Mono y botas: Goyamoto.
Cascos: Shoei NXR Negro mate y Scorpion Exo 1000 con windjammer.
Pantalón: cordura invierno DBK

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Re: Relatos Moteros.
Con esa manera de escribir y no tienes pareja? yo creo que mi novia daría lo que fuera porque le escribiera 1/4 de lo que escribes tu
Gracias por el relato 



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Re: Relatos Moteros.
Pues jacarrasco pocos comentarios han puesto pero te puedo decir que ha tenido 161 visitas el hilo
eso quiere decir que muchos después de tú relato se han dicho :
""y esas cosas porque no me pasan a mi.....
Muchas gracias por compartir tremendo relato que aunque nos confirmas que es cierto no ha hecho pasar un muy buen rato.





""y esas cosas porque no me pasan a mi.....





Muchas gracias por compartir tremendo relato que aunque nos confirmas que es cierto no ha hecho pasar un muy buen rato.

DE MI QUERIDA INTEGRADISIMA A MI NUEVA TRIUMPHITA DANDO EL SALTO A MI QUERIDA NARANJITA
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Re: Relatos Moteros.
He querido darle un toque picante para ocultar la mala literatura y seguramente alguna que otra falta de ortografía. Siempre he pensado que una buena historia te absorbe y no te fijas en como esta escrita.
Elnenbcn. No nos pasa porque en la mayoría de las quedadas, solo van tíos. Ahora se van viendo más mujeres en este mundillo, pero no en las rutas.
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Re: Relatos Moteros.
Justamente eso que comentas es muy cierto jcarrasco en la última que hice con unos amigos estaba montada por la pagina de Facebook de Mujeres Moteras y lo curioso es que habiamos quedado a las 9:30 para salir hacia Sort y luego Andorra y a las 9:20 eramos 11 tios y ninguna mujerjacarrasco escribió:He querido darle un toque picante para ocultar la mala literatura y seguramente alguna que otra falta de ortografía. Siempre he pensado que una buena historia te absorbe y no te fijas en como esta escrita.
Elnenbcn. No nos pasa porque en la mayoría de las quedadas, solo van tíos. Ahora se van viendo más mujeres en este mundillo, pero no en las rutas.






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Re: Relatos Moteros.
Esto da lugar a debate. Yo las veo con escuters pequeños pero pocas dan el salto a cilindrada. Mi MDR dice que es porque son mas inteligentes
, yo digo que es porque son mas prácticas. 


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Mono y botas: Goyamoto.
Cascos: Shoei NXR Negro mate y Scorpion Exo 1000 con windjammer.
Pantalón: cordura invierno DBK

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Re: Relatos Moteros.
Bueno, no creo que seamos más inteligentes o prácticas (de todo hay, claro). Seguramente más prudentes, aunque se puede conducir la moto en modo prudente-cagada-caracol (como lo hago yo) y disfrutar mogollón (como lo hago yo). No hay más que ver las chicas que conducen coches de forma que a ellas les parece prudente y a mí peligrosa-desesperante.Villatron escribió:Esto da lugar a debate. Yo las veo con escuters pequeños pero pocas dan el salto a cilindrada. Mi MDR dice que es porque son mas inteligentes, yo digo que es porque son mas prácticas.



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Re: Relatos Moteros.
Tu llevas a cilindrada y eres muy prudente. Aunque las mujeres no disfrutan tanto conduciendo como tu, ahí eres "rarita"¿Vas hacer el viaje de 2 semanas a los mandos?
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